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UITA
Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hostelería en todo el mundo



El movimiento sindical internacional y las elecciones en Brasil

Incluido en el sitio web de la UITA el 19-Nov-2002

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Al elegir a Lula da Silva como Presidente del Brasil el día 27 de octubre, los brasileños votaron abrumadoramente en favor del cambio. El inmenso voto por el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) no fue simplemente un voto de no confianza hacia las políticas neoliberales de la anterior coalición de gobierno, una protesta contra la corrupción o el rechazo de una clase dirigente que fracasó. El voto por Lula constituyó un positivo voto colectivo en favor de puestos de trabajo para los desempleados, tierra para los sin tierra, en favor de la dignidad y la justicia en un país lacerado por la notoria desigualdad, el hambre y la violencia.

La sorprendente victoria electoral del PT – la primera de este tipo en Brasil – consiste en una victoria para el movimiento sindical, porque las organizaciones sindicales siguen siendo el núcleo en torno al cual el PT sostiene su red de organizaciones sociales y de militantes. Es también, en el ámbito internacional, una victoria para la clase trabajadora, por lo cual ahora debemos prepararnos para defender el nuevo gobierno y ayudar a darle tanto un período de ajuste como los recursos que necesitará, a fin de que no se disipen las vastas esperanzas y energía inspiradas por la elección de Lula.

Los millones de brasileños que emitieron sus votos por Lula no votaron por una más eficiente administración de austeridad y gobierno por parte del FMI. Votaron por reformas reales y es, en este aspecto, que reside el desafío. Porque quizás nunca la brecha entre la aspiración a las reformas y los recursos disponibles para el cambio ha sido tan dispar como la de hoy en día en el caso del Brasil.

El legado del anterior gobierno para el pueblo del Brasil constituye un agobiante peso de la deuda, una moneda que se desploma y drásticas limitaciones del gasto público que fueron el precio a pagar por aún más préstamos, originalmente otorgados en parte para fortalecer a Cardoso y mantener al PT fuera de la presidencia. Los flujos de dinero especulativo y las altas tasas de interés han horadado la producción industrial, mientras que han repuntado las importaciones - uno de los motivos por el cual muchos industriales respaldaron la candidatura de Lula. Asimismo, la industria brasileña ha tenido buenas razones para temer las propuestas de un Acuerdo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), sobre la base del desastroso modelo del TLCAN, lo cual cerraría la puerta para el desarrollo de una política industrial nacional. De tal manera, una alianza táctica entre las organizaciones sindicales y los fabricantes deseosos de respetar los derechos de los sindicatos puede comprenderse perfectamente en la actual situación. Pero también le ata las manos al gobierno. Las reformas cuestan dinero y los prestamistas internacionales están organizados a fin de asegurar que el dinero disponible se aplique al servicio de la deuda, en lugar de financiar la reforma agraria, los servicios sociales y mejores condiciones de vida para la población de bajos ingresos.

El movimiento sindical internacional tiene una apuesta tan fuerte como la gente del Brasil en pro de reformas profundas y duraderas en ese país y debemos esforzarnos para que la presidencia de Lula no siga siendo rehén de un sistema financiero internacional predatorio. Quizás Lula no haya tenido otra opción que aceptar las obligaciones que hereda de sus predecesores. Eso no puede ni debe detenernos de efectuar campañas en favor de la anulación de la deuda de los países en desarrollo, un proyecto factible y a la vez necesario.

El representante de comercio de EE.UU., Robert Zoellick, ha dicho que Brasil debe elegir entre comerciar con el ALCA y comerciar con la Antártida. Esta afirmación es tan peligrosa como absurda. El TLCAN ha sido un desastre social, económico y ambiental. Pueden y deben ser rechazadas las propuestas para extenderlo a todo el hemisferio. La alternativa del ALCA no es el comercio con la Antártida, aunque las propuestas de desechar el Tratado de la Antártida e introducir la explotación minera a cielo abierto dan una idea exacta de la Antártida bajo el TLCAN. La alternativa consiste en un sistema de comercio orientado hacia el desarrollo y el incremento, no el deterioro, de las normas sociales y ambientales. En este punto, también, la clase trabajadora tiene una función decisiva que cumplir.

El Partido de los Trabajadores es famoso por haber introducido el "presupuesto participativo" en Porto Alegre, el proceso mediante el cual el presupuesto municipal es presentado al examen público y a procesos democráticos de toma de decisiones. Las organizaciones sindicales pueden contribuir a la victoria del Partido de los Trabajadores en Brasil mediante una activa vigilancia de la política nacional e internacional con respecto al nuevo gobierno – en una primera instancia, la política comercial y financiera – a fin de contribuir a darle el espacio y los recursos que requiere. La victoria de Lula destaca la urgente necesidad de arrastrar fuera de las trastiendas corporativas la política del FMI y los tratados de comercio hemisférico, llevándolos a la notoriedad pública y sometiéndolos bajo los mismos criterios con los cuales los ciudadanos de Porto Alegre evalúan el presupuesto de su ciudad.