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El Comisionado, la 'transparencia' y los códigos de conducta: ¿el último refugio de un villano?

Incluido en el sitio web de la UITA el 10-Feb-2009

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Nadie puede acusar al Comisionado de la UE para el Mercado Interno y Servicios Charlie McCreevy -artículo en inglés- de excesiva sutileza, pero sus actuales aventuras sientan nuevos parámetros. "El Comisionado McCreevy y los fondos europeos de capital riesgo/inversión están embarcados en una maniobra orquestada para menoscabar un claro llamamiento en favor de reglamentación obligatoria para la industria de operaciones de adquisición de empresas, adoptado por una enorme mayoría del Parlamento Europeo el año pasado", según el Secretario General de la UITA, Ron Oswald. "McCreevy y los fondos quieren introducir de contrabando 'Códigos de Conducta' débiles en lugar de legislación obligatoria. Sin control, ello brindará un espléndido ejemplo para debilitar la democracia y allanar el camino para esfuerzos similares en Norteamérica y en otras partes, en un momento cuando crecen los llamados para colocar a la actividad del capital riesgo dentro del marco de una reglamentación de gran amplitud".

En el año 2006, McCreevy encomendó a un grupo de fondos de capital riesgo y banqueros de inversiones que produjera un "informe" introductorio para un Documento oficial de la Comisión Europea sobre "El Desarrollo del Capital Riesgo Europeo" (que luego los fondos y banqueros "recibieron con beneplácito").

En octubre del 2008, el Parlamento Europeo adoptó (por una mayoría multipartidaria de 526 contra 82) el informe preparado por el Partido de Socialistas Europeos (PES) concerniente a la regulación legislativa de los fondos de capital riesgo y de cobertura. La respuesta normal sería que la Comisión elaborara propuestas legislativas concretas. Sin embargo, actualmente McCreevy está maniobrando para subvertir el voto del Parlamento, prometiendo a las sociedades de capital riesgo que pueden evitar la regulación mediante la firma de… códigos de conducta. Este fue el mensaje explícito de McCreevy en una reciente exposición ante la British Venture Capital Association (BVCA) (Asociación británica de capital riesgo) y parece que él lo está intentando a nivel comunitario.

"La UITA y las organizaciones sindicales en el ámbito mundial tienen considerable experiencia con los códigos de conducta empresariales", sostiene Oswald. "Estos siempre han sido una jugada para escapar a leyes y reglamentaciones obligatorias, ya sea la elaboración de nuevas leyes o la efectiva puesta en práctica de las existentes".

En el caso del capital riesgo, el origen de todos los códigos constituye el elaborado en el informe del 2007 de la Comisión Walker del RU, que fue duramente criticado por los sindicatos en aquel momento como un sustituto inadecuado de las reglamentaciones obligatorias. Si McCreevy intenta nuevamente dirigirse a la British Venture Capital Association para que le brinde refugio para su asalto contra la democracia, el editorial del periódico ‘Financial Times’ del 1º de febrero redactado por el director de BVCA, Simon (no Sir David) Walker, puede proporcionarnos más de unos pocos indicios. Según Walker, los fondos de adquisición de empresas deben "seguir marchando adelante hacia una mayor transparencia" y "al régimen de auto-reglamentación" establecido por el informe del 2007. En rigor, el informe no establece reglamentación alguna, sino que se refiere enteramente a un número limitado de temas de divulgación en un limitado número de campos para un limitado número de fondos – y de hecho se refiere a unas escasas 56 de las algo más de 1.300 compañías de cartera británicas que son propiedad del capital riesgo. Por otra parte, las "divulgaciones" son básicamente inútiles. Una rápida búsqueda a través de internet suministraría más información, y de mayor importancia, a trabajadores/as y a todos los ciudadanos preocupados con el impacto del capital riesgo sobre la inversión, el empleo y las finanzas públicas.

Permira, la mayor casa de operaciones de adquisición de empresas de Europa, mostró "el camino hacia una mayor transparencia” al publicar el primer informe anual de cumplimiento de la Comisión Walker del RU. A manera de ejemplo, esto es lo que se declara acerca de la operación que efectuaron con la compañía danesa de telecomunicaciones TDC, la cual adquirió en un negocio en el 2005 como parte de un consorcio de capital riesgo de 5 de los más grandes fondos mundiales de adquisición de empresas. El 80% de la operación fue financiado con deuda, elevando el índice de endeudamiento de la compañía a 90%. A continuación, Permira y los otros fondos agotaron las reservas de dinero en efectivo, distribuyeron el equivalente de la mitad de los activos de la compañía a los nuevos propietarios y altos gerentes, así como eliminaron miles de puestos de trabajo:

TDC introdujo cambios sustanciales durante los dos últimos años, comprendiendo: i) un significativo fortalecimiento del equipo gerencial; ii) enfocando exitosamente a la empresa en las operaciones danesas fundamentales mediante el descarte de activos no sinergéticos fuera de los países nórdicos (Bite, One, Talkline); y iii) reorganizando la compañía en una organización centrada en los clientes. Además, TDC ha desarrollado una nueva estrategia corporativa y lanzado un programa de gran alcance orientado a mejorar los costos y reducir complejidades, que están siendo puestos en marcha actualmente.

Así es. Allí se presenta una imagen genérica de un teléfono celular, los nombres de la gerencia superior y el volumen de la inversión total, pero nada de lo que realmente importa: la deuda, cómo fue financiada, quién es su titular, el cambiante índice de endeudamiento, cómo han extraído su dinero, las obligaciones impositivas de la compañía (o la carencia de ellas) y así sucesivamente. No se ofrece aquí ninguna información de alguna relevancia para un sindicato involucrado en negociaciones colectivas o para alguien que sencillamente procure entender el impacto de la operación de adquisición sobre la empresa, el sector o el país en su conjunto (no es de sorprender que TDC ya no es más un líder en el campo de la tecnología inalámbrica).

En el año 2004, Ahold vendió a Permira el minorista español DinoSol por € 895 millones. Para extraer su dinero de forma rápida, Permira lanzó un programa de "venta y subarriendo" en enero del 2005, el cual le liberó dinero en efectivo pero empeoró el balance de la compañía y acumuló más endeudamiento en los libros, contrajo una deuda adicional en noviembre del 2006, en tanto que en febrero del 2007 extrajo más dinero mediante una recapitalización de dividendos por € 488 millones. Así es impulsada la evolución en DinoSol. ¿Qué nos dice el informe?

La compañía está enfocada en defender y reforzar su posición competitiva en el mercado básico de las Islas Canarias, al tiempo que mejora el desempeño de las operaciones de la firma en el continente, aspirando a incrementar tanto la afluencia como el ingreso por cliente.

La "marcha adelante hacia una mayor transparencia" continúa a través de la cartera, pero no proporciona indicios respecto al porqué muchas de estas compañías tambalean bajo su apalancamiento acumulado y su deuda se comercia a niveles severamente "deprimidos", un posible preludio a la insolvencia (por supuesto, esto puede y será culpado a las "condiciones desfavorables", en cuya creación no tuvieron participación alguna…). Se parece a un relato de la historia europea en la primera mitad del siglo XX que comprimiera las dos guerras mundiales y una devastadora depresión en unas pocas líneas, celebrando una misión exitosa al "concentrarse en los negocios fundamentales". Es de esperar ansiosamente el manejo del próximo informe acerca de la masacre financiera en Pro-Sieben, la mayor compañía de televisión de Europa, de la cual Permira y KKR exprimieron en el tercer trimestre del año pasado dividendos por un valor de €270 en momentos que la compañía estaba lidiando con € 4.000 millones de deuda y hundiéndose más profundamente en rojo.

¿Es éste el "nuevo acento" que McCreevy, emulando a Simon Walker, tiene la intención de imponer sobre el capital riesgo, como "la línea de acción" para asegurarle un "futuro brillante?"

"Es el deshielo en los mercados financieros y no la "auto-reglamentación" del absurdo "código de conducta" Walker, lo que ha impuesto una temporaria detención al saqueo mediante el endeudamiento", afirma Oswald. "Lo que Walker y McCreevy están proponiendo respecto a la divulgación ni siquiera se acerca al cumplimiento de los requisitos existentes a los que los fondos deben dar cuenta – y la divulgación es sólo un pequeño, aunque significativo, componente del programa de reglamentación total que se necesita con urgencia".


Las organizaciones sindicales no han enfatizado suficientemente el hecho que hay estrictos requisitos de divulgación bien definidos en relación con la negociación colectiva en los instrumentos jurídicos existentes, incluyendo los Convenios de la OIT (que tienen la fuerza del derecho internacional de los tratados), las Directivas para Empresas Multinacionales de la OCDE y la Declaración Tripartita sobre Empresas Multinacionales de la OIT. Todos ellos enfatizan la necesidad de que los trabajadores/as accedan a información plena y completa acerca de la situación económica de la empresa/compañía para que tengan lugar negociaciones "importantes". Puesto que las organizaciones sindicales que negocian con una compañía de cartera de capital riesgo están esencialmente negociando con una construcción financiera altamente apalancada, esto sólo puede implicar la plena divulgación de los detalles de la financiación de la deuda a más de la clase de información que los sindicatos han procurado tradicionalmente referida al ingreso, inversiones, productividad, etc. Como escribió Michael Gordon de Fidelity International en un editorial del ‘Financial Times’ del 31 de marzo del 2008, "Hemos caído en la cuenta que el capital riesgo consiste totalmente en endeudamiento - bloquear, surtirse y un barril que se hunde".