McDonald's entró ahora oficialmente en el concurso de "responsabilidad empresarial". "Sabemos que no somos perfectos", anuncia el Presidente y PDE de la Compañía Jack Greenberg en la introducción del Informe sobre Responsabilidad Social de McDonald's . Nuestros negocios globales traen consigo responsabilidades globales" – y como prueba de la preocupación global de la compañía ofrecen 46 páginas de necedades globales. Necedades, porque debajo de la dosis auto-congratulatoria, del desfile de contribuciones de caridad ("entrega empresarial"), dudosos premios (sería interesante saber exactamente cómo McDo Brasil fue nombrada "La Mejor Compañía en la cual Trabajar ") y repetitivos conjuros sobre "compromiso", "valores fundamentales", "misión" etc., el informe no ofrece un solo criterio verificable para evaluar las prácticas de relaciones laborales de McDonald's'.
En la página 2 del informe, nos indican que es una "fórmula" para medir "los progresos en el área de responsabilidad social". Si es así, es un "fórmula" a la que le faltan todos los indicadores que podrían servir a su ostensible propósito. Es por lo tanto irrelevante que McDonald's no haya realizado una auditoría externa del informe. Simplemente no hay nada que verificar, ni siquiera sin las operaciones concesionarias (70 por ciento de las unidades McDonald's mundiales) sobre las cuales la compañía aduce no tener conocimiento ni responsabilidad algunas.

La sección "Personas" del informe, donde uno lógicamente esperaría encontrar una evaluación de la situación de la negociación colectiva y los derechos sindicales, no contiene referencia alguna a los mismos, a pesar de que se aduce "Respeto y Reconocimiento" como un principio fundamental que define la práctica de la compañía en esta área. La palabra “sindicato” no aparece en parte alguna, ni aquí ni en otra parte del informe. Simplemente no se mencionan los derechos colectivos de los cientos de miles de empleados/as de todo el mundo que lucen el uniforme de McDonald's.

A guisa de informe sobre responsabilidad social, McDonald's ha producido un manual de antisindicalismo. En vez de derechos en el trabajo, McDonald's ofrece a los/as empleados/as un "liderazgo de las personas enfocado en los principios". ¿Quién necesita un sindicato cuando tienes, como ejemplo del compromiso de una empresa, "oportunidades de comunicación recíproca entre la gerencia de la empresa y los empleados?” ¿Por qué molestarnos con acuerdos colectivos, clasificaciones laborales negociadas y procedimientos de queja cuando se tiene un "Sistema de Desarrollo del Rendimiento (SDR)" que "posibilita a cada empleado desempeñar un papel fundamental en el manejo de su propio rendimiento para alcanzar los resultados comerciales de McDonald's?” La negociación colectiva es superflua cuando "el Diálogo es facilitado a través de reuniones regulares de los empleados de restaurantes, sesiones informales de "rap" que llevan a planificar medidas para resolver problemas, valoraciones del rendimiento mano a mano, encuestas sobre compromiso y planes de medidas de evaluación, y mítines de empleados (!) anticipando importantes promociones de comercialización". ¿Representantes de salud y seguridad independientes, elegidos por los trabajadores? Olvídenlo, la compañía cuidará de usted. Si no lo cree, mire nuevamente la lista de premios que han recibido.

Más aún, McDonald's, no es una compañía que se descanse en sus logros pasados. Los/as trabajadores aún pueden sentir que necesitan un sindicato y la compañía está pronta. McDonald's ha "desarrollado Centros de Consulta de Recursos Humanos, programados para proporcionar conocimientos técnicos, consultas, asesoramiento al personal de campo de RH, empleados y a los gerentes de restaurantes".

Los miembros de la UITA – y los posibles miembros – en todo el mundo tienen mucha experiencia con estas técnicas, ya que ellas son aplicadas dondequiera los/as trabajadores/as de McDo se reúnen para procurar una representación colectiva en sus lugares de trabajo. Sí, existen sindicatos que han logrado reconocimiento y acuerdos de negociación colectiva con McDonald's, pero han debido luchar por cada paso del camino. La compañía dedicó enormes recursos a asegurar que a los/as empleados/as de McDonald's se les nieguen sus derechos colectivos y que los sindicatos sean aplastados. Es simplemente ridículo afirmar, como lo hace el informe en la página 11, que "no tenemos sistemas para recolectar y acumular" información básica sobre lo que las concesionarias "hacen por sus comunidades, gente y medio ambiente". McDonald's sabe que las concesionarias han preferido cerrar unidades antes que aceptar el reconocimiento sindical, como recientemente sucedió en varios restaurantes de Canadá. McDonald's sabe que todo el movimiento laboral se ha movilizado en defensa de derechos sindicales en Noruega, Islandia y Dinamarca, para tomar sólo tres ejemplos de años recientes, cuando McDonald's anunció que no aceptaría la obligatoriedad de acuerdos nacionales en el sector. McDonald's sabe que un tenaz sindicalista de la planta de procesamiento de alimentos de McDonald's en Rusia recibió amenazas de muerte. Y saben que, durante muchos años, McDonald's Alemania ha estado pagando enormes sumas de dinero para intentar convencer a cada uno de los/as trabajadores/as a renunciar a su afiliación sindical y renunciar a los comités de empresa.

Ellos están familiarizados con estos hechos, porque la UITA y sus afiliadas se los han informado. Y los abogados de la empresa y consultores de relaciones públicas los conocen, porque fueron presentados, con abrumadora evidencia de antisindicalismo en el juicio "McLibel" en el RU.

McDonald's no necesita verificación independiente de este o de futuros informes, porque como "fórmula" es completamente inútil para evaluar nada más que el progreso del antisindicalismo. En lugar de fantasear con las relaciones públicas, McDonald's necesita declarar su compromiso con el derecho de los/as trabajadores/as a organizar sindicatos y negociar colectivamente, como principio conductor de práctica empresarial.