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UITA
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La Ruta de la Leche en Polvo desde Europa hasta República Dominicana.

Incluido en el sitio web de la UITA el 09-Sep-2004

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Arla Foods, establecida en el año 2000 mediante la fusión de MD Foods (Dinamarca) y Arla (Suecia), es la mayor compañía láctea de Europa, con una facturación anual superior a los 5 mil millones de euros. Con oficinas centrales en Dinamarca, Arla es una cooperativa propiedad de productores lácteos suecos y dinamarqueses, que cuenta con subsidiarias fuera de Europa en el Medio Oriente, Asia y las Américas.

La leche en polvo exportada por Arla bajo prácticas de dumping (gracias al sistema de subsidios a la exportación de la UE) y su impacto sobre los/as productores/as y los/as trabajadores/as (comprendiendo a miembros de la UITA) en los países de destino han sido el tema de recientes artículos en la revista de la Unión de Trabajadores Suecos de la Alimentación, “Mål och Medel”. En la edición del mes de abril, el periodista sindical Gunnar Brulin siguió la ruta de la leche en polvo de Arla Foods hasta la República Dominicana y de regreso hasta la sede central de la compañía en Dinamarca. La versión que figura a continuación está ligeramente revisada.

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Las dos nuevas plantas suecas de leche en polvo de Arla Foods estarán prontas para fines de año en Vimmerby y Visby. Serán creados nuevos puestos de trabajo muy necesarios, pero también hay interrogantes acerca de dónde y cómo deberá ser comercializada la leche en polvo. “Mål och Medel” ha seguido la controvertida ruta de la leche en polvo Milex a través del Atlántico hasta la República Dominicana, a fin de ver qué sucede cuando arriba a la pobre isla caribeña. Actualmente Arla Foods manifiesta que ellos están preparados para invertir a nivel local, tras 50 años de dumping.

Usted puede encontrar todas las marcas más conocidas de leche en polvo - Milex, Alaska, Nido, Nutra, Ultra Milk, Anchor – en las estanterías del nuevo supermercado en San Francisco de Macorís. Hay un sinnúmero de marcas de leche en polvo en el mercado, pero la realidad detrás de esas marcas esconde un reducido número de compañías transnacionales muy grandes.

Bernabel Matos camina a lo largo de los anaqueles, señala los productos y explica:
Milex proviene de Arla Foods en Dinamarca y es la más grande. Nido es una marca de Nestlé. Ahora Nestlé importa su leche de Argentina, pero solía producirse localmente. Nosotros elaborábamos la leche en polvo aquí en San Francisco de Macorís.

Bernabel es el presidente del sindicato de Nestlé, Sitracodal, afiliado a la UITA. Es un hombre muy enérgico, apasionado por el tema de la producción lechera - o, más precisamente, por las injusticias habidas tras ella. Los países ricos – la Unión Europea y Estados Unidos – pueden costear la protección de su propia producción. Sin embargo, los países pobres no pueden.

Eso es injusto. Pero además, las compañías con sede en los países ricos, tales como Arla Foods, utilizan métodos desleales para desplazar del mercado a los productores locales. La compañía sueco-danesa recibe subsidios a la exportación para vender sus excedentes de leche en la República Dominicana. Eso es lo que quiere decir dumping.

Bernabel está comprensiblemente preocupado acerca de este dumping. Hace dos años, sus compañeros de trabajo fueron afectados por dicho dumping cuando Nestlé decidió cesar la producción de leche en polvo en su planta de San Francisco de Macorís. Veintiocho productores lecheros ya no pudieron seguir entregando leche y 20 trabajadores/as – miembros de su sindicato – perdieron sus puestos de empleo. En un país como la República Dominicana, esto fue equivalente a una catástrofe humana.

Anchor es elaborada por Fonterra, continúa diciendo Bernabel, aún caminando entre las estanterías. Proviene de Nueva Zelanda y es comercializada por Nestlé.

Hace poco más de un año, Fonterra suscribió un acuerdo de cooperación con Nestlé con el objeto de vender productos lácteos en América del Norte, Central y del Sur. Eso acabó con la producción lechera en San Francisco de Macorís. Simplemente no se pudo salvar a la producción debido a que las importaciones eran más baratas.

Nos dirigimos al centro, a la oficina del sindicato. Está bien organizada y tiene el equipamiento básico. Una computadora conectada a internet permite comunicarse fácilmente y acceder a las noticias. La organización regional de la UITA para América Latina, Rel-UITA, es muy importante para el sindicato de Nestlé.


Bernabel Matos, presidente de Sitracodal, afiliado a la UITA.

A través del sitio web de Rel-UITA, ellos tienen acceso a información acerca de lo que está sucediendo dentro de las compañías transnacionales en América Latina y a nivel mundial. Bernabel, quien es un miembro del comité ejecutivo de Rel-UITA, ha escrito artículos sobre la producción local de leche y el impacto de las importaciones.

La UITA nos proporciona el apoyo más fuerte, afirma Bernabel. "Somos capaces de adquirir más fuerza de la Internacional que de nuestro propio movimiento sindical nacional, debido a que, lamentablemente, éste está todavía muy dividido.

El secretario del sindicato Sitracodal, Samuel Santana, quien es un operario, se une a nosotros luego de trabajar. Nos informa que la planta fue edificada hace 34 años. El sindicato tiene 32 años de existencia. La planta tiene 150 empleados/as, 120 de los cuales son miembros del sindicato. Los restantes 30 son funcionarios/as administrativos, a quienes no les está permitido afiliarse al sindicato conforme a la legislación nacional. El sindicato ha logrado un cien por ciento de sindicalización, por lo cual ellos están muy orgullosos.

En anteriores ediciones, “Mål och Medel” ha publicado artículos acerca del dumping aplicado por Arla Foods a la leche y cómo éste ha desplazado del mercado a miles de pequeños productores. No es ilegal, pero es evidentemente inmoral (aunque la gerencia de Arla Foods no ha querido admitirlo). También ha sido difícil para la gerencia de Arla Foods reconocer que la atención que despertó el problema del dumping en Suecia, Dinamarca y República Dominicana ha influenciado de alguna manera su decisión de invertir a nivel local en la República Dominicana.

A solicitud de la secretaría de la UITA en Ginebra, el Comité de Empresa Europeo de Arla Foods ha planteado el tema del dumping ante la dirección empresarial. Dentro del marco de los proyectos de desarrollo sindical de la UITA, la federación de trabajadores suecos de la alimentación Livs y el consejo internacional de la LO/TCO han prestado asistencia a la federación dominicana de trabajadores de la alimentación, Fentihabeta, mediante la organización de círculos de estudio sindicales. En la práctica, y entre otros asuntos, esto implica controlar a la dirección de Arla Foods de manera de asegurarse que cumple su promesa de invertir a nivel local, ya sea construyendo su propia planta o adquiriendo la planta de la compañía italiana Parmalat.

La República Dominicana se ve afectada por una severa crisis económica que se intensifica. La moneda local ha perdido constantemente su valor frente al dólar desde ya hace un año. Hay constantes cortes de energía eléctrica, escasez de combustible y falta de dinero para comprar mercaderías importadas. El poder adquisitivo se deteriora de forma persistente.

Sería bastante justificado echarle gran parte de la culpa al actual gobierno, que seguramente perderá las elecciones en el mes de mayo, expresa Bernabel, pero éste ha tratado de adoptar ciertas medidas positivas. Una se refiere a la legislación sobre un esquema general de seguro de salud, el cual aún no ha entrado en vigencia debido a que el gobierno no ha obtenido todavía los fondos necesarios para su puesta en ejecución.

Otra reforma positiva constituye la Ley sobre la regulación lechera. Se creó un consejo nacional, Conaleche, con la finalidad de regular y desarrollar la industria láctea. El objetivo consiste en reducir las importaciones del país de leche en polvo, entre otros productos. Se implantará un mecanismo automático de apoyo al precio de la leche con el objeto de garantizar un precio mínimo a los productores.

No ha sido tampoco posible poner en práctica esta reforma. La crisis económica ha provocado mayores costos a las empresas lácteas. Las dos principales, Rica y Parmalat, no han podido o se han negado a pagar los precios mínimos a los que tienen derecho los productores lecheros según la ley.

Uno de los motivos de las dificultades financieras de las plantas lácteas nacionales ha sido la competencia de las importaciones subsidiadas de leche en polvo desde la UE. Esta situación es absurda. Por una parte, la UE ha ayudado a financiar un gran proyecto agrícola, Prolino, destinado a aumentar la producción interna de leche. Por otro lado, la UE subsidia las exportaciones de Arla Foods y de otras compañías lácteas, las cuales han contribuido a desplazar del mercado a esa misma producción. La producción lechera ha caído en una profunda recesión, afectando tanto a los pequeños como a los grandes productores.

Un productor muy importante que actualmente vendió su ganado es Cesáere Conteras. Solía tener un rebaño de 600 cabezas y unos 40 empleados/as, pero ya no podía obtener utilidades con su empresa. Después de 50 años de haber sido productor lechero, se rindió y despidió a sus trabajadores/as – una medida que él mismo admite que es criminal en un país como la República Dominicana, donde hay tanta escasez de puestos de empleo. "Fue la decisión más difícil que jamás adopté", declaró, "pero no tenía otra alternativa. No puedo operar una compañía que da pérdidas".

Joselín Rodríguez Conde, otro gran productor lechero en San Francisco de Macorís ha decidido dejar de lado a las empresas lácteas que pagan tan mal. Él comenzó a vender y distribuir leche fresca enfriada sin pasteurizar directamente a los clientes.

La leche es retirada de su "Finca Sandiego" con cuatro pequeños camiones de reparto y llevada al pueblo. Se entrega de mañana y de noche en horas y lugares fijos. Hay un gran cartel que indica que la leche debe ser cocida antes de tomarla a fin de prevenir la contaminación. Esta leche fresca es mucho más barata que la leche en polvo y es la única que la gente pobre puede permitirse el lujo de comprar en estos tiempos de crisis económica.

Dejamos San Francisco de Macorís y regresamos a Santo Domingo. El camino está circundado por campos de arroz. El arroz es caro y hoy en día se importa. La producción está estancada. Lo mismo se aplica al café, cuyas cosechas han fracasado. Sin embargo, la fruta aún se exporta con éxito.

Mejía Arcala, la compañía que importa la leche en polvo Milex proveniente de Arla Foods, está ubicada en uno de los suburbios. Cuenta con un gran depósito y 350 empleados/as.

Ballardo Mejía, vicepresidente e hijo del fundador de la empresa, dice que --incluso bajo condiciones óptimas—la producción lechera del país nunca ha superado los 350 millones de litros anuales. Esto satisface las necesidades de solamente el 20 por ciento de la población. El 80 por ciento restante también necesita leche.
Si nuestra firma, Nestlé y otras compañías no importaran leche, sería terrible, porque éste es un país cálido y no podemos producir suficiente para atender las necesidades de la gente.

Él defiende las importaciones y opina que los subsidios de la UE a las exportaciones lácteas son un medio de asistencia legítima a la agricultura. El gobierno dominicano suma 20 por ciento de gravámenes a la importación, indica, lo cual le reporta ingresos necesarios.

Por otra parte, tengo buenas noticias. Arla Foods y nuestra compañía, Mejía Arcala, van a establecer una joint venture y construir una planta láctea que compre leche directamente a los productores. Hacemos esto con el propósito de consolidar nuestras ventas aquí en la República Dominicana y de apoyar a los productores lecheros dominicanos, de manera que sean en el futuro tan eficientes como los productores suecos y daneses. Escriba eso en su artículo en Suecia, dice con una gran sonrisa.

El consejo lechero nacional, Conaleche tiene sus oficinas en el centro de Santo Domingo. El director de Conaleche, David Cueto, confirma que Arla Foods y Mejía Arcala van a invertir en el país y a lanzar su propia producción.

Él visitó Dinamarca y habló con la dirección de Arla Foods para explicar que la compañía debe tener su propia producción en el país y no solamente exportar leche en polvo. Milex es la marca líder del mercado e incluso los productores lecheros dominicanos necesitan aprovecharse de ella.

Cueto confirma que las importaciones son necesarias ya que el país es incapaz de producir toda la leche que precisa. Pero también considera que existe un problema, dado que las importaciones socavan la producción interna.

Se debe garantizar a todo el mundo su propio abastecimiento de alimentos dentro de su propio país, afirma. En el largo plazo, la República Dominicana debe ser capaz de producir su propia leche.

Cuando entrevisto por teléfono a Jais Valeur, el Director de Ventas de Arla Foods Ingredients en las oficinas centrales de la compañía en Århus, Dinamarca, él señala: Necesitamos subsidios a la exportación y un excedente de leche en Europa; de lo contrario, nos veremos obligados a importar leche durante ciertas épocas del año. No coincide respecto a que la venta de leche de su empresa a la República Dominicana constituye una práctica de dumping. El dumping, sostiene, es cuando uno entra a un mercado, vende su producto y luego se retira. Arla Foods ha operado en el sector durante más de 50 años.

Ciertos países cuentan con condiciones naturales para la producción lechera, lo cual no es el caso de Europa. Si queremos producir leche en cantidades suficientes para arreglarnos sin importar, necesitamos un cierto excedente. También queremos una agricultura que sea sustentable desde el punto de vista ambiental. Esto la hace más costosa, por lo cual dependemos de los subsidios para poder vender nuestros excedentes. Pero tenemos cuotas y, en consecuencia, limitamos nuestra producción. Asumimos una gran responsabilidad, en mayor grado que lo hacen los Estados Unidos. El gobierno dominicano habrá de aumentar en 8 por ciento más sus importaciones desde los EE.UU.

"¿Qué pasaría si se eliminaran los subsidios a las exportaciones de la UE y otros mecanismos de apoyo?", pregunto yo.

Los países con condiciones naturales para exportar, como Nueva Zelanda y Argentina, tomarían el control. Para Arla Foods, ello significaría que deberíamos reducir nuestra producción de leche en polvo en Dinamarca y Suecia y obtener leche en polvo desde nuestra planta en Argentina. Esto no implicaría ninguna diferencia para la República Dominicana, pero para Suecia y Dinamarca significaría una disminución de la producción lechera y menos puestos de trabajo en la industria láctea.

¿Podrían ustedes usar el excedente para otros fines? A manera de ejemplo, ¿para desarrollar nuevos productos?

Ya estamos trabajando firmemente en eso.

¿Por qué recién ahora –después de 50 años-- Arla Foods va a invertir en la República Dominicana e instalar su propia planta láctea allí?"

Esto no tiene nada que ver con el debate en los medios de comunicación. Durante mucho tiempo, hemos examinado la posibilidad de establecer una joint venture con nuestra firma de importación, Mejía Arcala. Es necesario que Arla Foods desarrolle una política de exportación a largo plazo, porque muchos subsidios de la UE serán reducidos o eliminados totalmente en los próximos tres años.

¿Van a comprar la planta existente de Parmalat o a edificar nuevas instalaciones?

Estamos considerando ambas alternativas. Tenemos la intención de producir leche UHT (larga vida). No están dadas las condiciones para elaborar leche en polvo – la producción láctea dominicana es demasiado pequeña para eso. Habrá una estrecha cooperación con los proveedores locales de leche, pero no en la forma de una cooperativa.