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UITA
Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hostelería en todo el mundo



Sindicatos independientes en Bielorrusia y la lucha por la democracia

Incluido en el sitio web de la UITA el 02-Sep-2004

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Hace quince años, en julio de 1989, la Unión Soviética fue sacudida por una ola de huelgas de mineros. Estas fueron las huelgas que lanzaron al movimiento sindical independiente en la URSS y en Bielorrusia en particular. Las actividades de los/as trabajadores/as alcanzaron un punto culminante en el segundo trimestre de 1991, al reunirse alrededor de cien mil manifestantes en la plaza central de Minsk en reclamo de cambios políticos y económicos fundamentales. Se organizaron comités de huelga en muchas empresas industriales, formando la base de los sindicatos democráticos independientes de la oficial Federación de sindicatos de Bielorrusia (Federatsija Profsouzov Belarusi FPB). Algunos de los comités, principalmente en plantas de maquinaria agrícola y automovilística y de radio/electrónica, permanecieron en la Federación, pero recuperaron el control de su masa de afiliados en sus sindicatos locales, procurando reformar a la FPB desde adentro.

Sin embargo, las autoridades, comprendieron plenamente la amenaza que representaba para su poder la independencia sindical y decidieron reconfirmar un estricto control estatal sobre la FPB. Leonid Kozik, vicepresidente de la Administración Presidencial de Lukashenko, fue instalado como Presidente de FPB en un “congreso extraordinario" celebrado en el 2002 (haga clic aquí para acceder a los antecedentes). Desde este cargo procedió a eliminar a todos los dirigentes sindicales que abogaban por independizarse del aparato estatal. Mediante manipulación y presiones, los dirigentes independientes de importantes sindicatos de sector – el Sindicato de trabajadores agroindustriales, en esa época afiliado a la UITA, el Sindicato de trabajadores de maquinaria agrícola y el Sindicato de trabajadores de radio y electrónica – fueron eliminados de sus cargos, junto con el principal dirigente del sindicato regional de trabajadores de la cultura y espectáculos de Minsk. La Federación y sus periódicos fueron puestos bajo total control estatal. Kozik anunció que la FPB lanzaría un referéndum nacional para lograr un tercer período para Lukashenko.

Por lo tanto, hoy existen dos centrales sindicales en Bielorrusia: la FPB de Lukashenko y el Congreso de sindicatos democráticos de Bielorrusia (Belaruski Kongress Demokraticheskih Profsouzov BKPD), formado en 1996 (el Sindicato de trabajadores de radio y electrónica abandonó la FPB luego de la apropiación por parte del gobierno, pero aún no se ha afiliado a la BKPD). La FPB reclama una cifra de afiliados de 4 millones. La masa de afiliados de BKPD es de alrededor de 10 mil. Aunque las cifras no son nada parecidas, sólo el Congreso puede ser llamado la única central sindical que representa y defiende los derechos de los/as trabajadores/as.

Durante los últimos 10 años, la administración estatal de Bielorrusia ha desarrollado un sistema de gobierno autoritario que es en muchos aspectos una forma más vulgar y primitiva del sistema soviético que heredara. El estado ejerce un control casi total sobre la economía nacional y monopoliza los medios de comunicación masivos. El presidente posee un poder absoluto que domina a los sistemas legislativo y jurídico.

El régimen político en Bielorrusia se dirige inmutablemente hacia la restricción y supresión de las instituciones democráticas y los derechos humanos, incluida la restauración de los sindicatos como “cadenas de transmisión” del estado, lo que implica obligar a los/as trabajadores/as a abandonar la defensa de sus derechos e intereses. Se han restaurado los departamentos ideológicos en las empresas para monitorear la situación en los lugares de trabajo. En una ruptura con el sistema anterior, han sido impuestos los contratos de trabajo individuales por decreto presidencial. Los contratos con activistas sindicales no son renovados y se presiona a los/as trabajadores/as por todos los medios posibles para que se afilien a los sindicatos estatales. El estado imposibilita la inscripción de sindicatos independientes y está prohibida la actividad de aquellos no registrados. Los afiliados de BKPD se encuentran bajo constante presión. Cuando el sindicato de controladores de tráfico aéreo se afilió a la BKPD, las autoridades presionaron primero a los miembros para que renunciaran a la organización y luego la disolvieron oficialmente en agosto de 2003. Dos veces el año pasado, BKPD fue privada de sus instalaciones y, por lo tanto, de una dirección postal legal. Una organización sin una dirección legal puede ser declarada ilegal en cualquier momento. Los dirigentes de BKPD son hostigados y encarcelados. Los/as trabajadores/as atestiguan sobre violaciones a los derechos sindicales ante la Comisión de indagación de la OIT sobre Bielorrusia, han sido hostigados y en muchos casos despedidos.

Sin embargo, hemos logrado sobrevivir. Enfrentados a un régimen agresivamente autoritario no podemos, por ahora, adoptar metas más ambiciosas, como el incremento de la masa de afiliados. Nuestro objetivo esencial es preservar el movimiento sindical independiente. Para asegurar una base para el futuro debemos luchar con todos nuestros recursos a fin de preservar a nuestra organización como una “isla de democracia”. La experiencia de las organizaciones de trabajadores en otros países ha demostrado que cuando existe un cambio de poder democrático en el país, se presentarán las condiciones para un acelerado desarrollo del sindicalismo independiente.

Lukashenko proyecta un tercer período presidencial para el 2006, lo que es ilegal según la constitución (de ahí la necesidad de un referéndum). Es posible que las autoridades intenten realizar el referéndum en este 4º trimestre, simultáneamente con las elecciones parlamentarias. No somos una organización política y no nos permitimos ser arrastrados directamente a la política. Pero lo que intentamos se jugar un papel crecientemente activo en la consolidación de la sociedad civil democrática de Bielorrusia, lo que es esencial si esperamos bloquear este travestido referéndum. Existe un importante apoyo entre la opinión pública democrática para el recientemente establecido Comité Civil para la Defensa de la Constitución. Sin embargo, será difícil mantener un movimiento sindical independiente en Bielorrusia sin la solidaridad y el apoyo activo del movimiento laboral internacional, la importancia del cual no puede ser sobreestimada. Es una de las garantías de nuestra existencia y, nuevamente, agradecemos al movimiento sindical internacional por su solidaridad con los/as trabajadores/as de Bielorrusia. También ellos pueden contar con nuestro actual y futuro apoyo.