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UITA
Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hostelería en todo el mundo



La congelada revolución serbia

Incluido en el sitio web de la UITA el 02-Jul-2001

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La congelada revolución serbia


En marzo, una delegación de la UITA visitó Serbia para brindar una demostración de solidaridad y apoyo para el sindicato independiente Nezavisnost y su sindicato de rama de la Industria de la Alimentación, Hotelería y Turismo. La delelgación incluyó representantes de la secretaría general de la UITA, la organización regional europea de la UITA, EFFAT, el coordinador de educación de la UITA para Europa sudoriental y las afiliadas alemanas y holandesas de la UITA, Bondgenoten y NGG.


Nezavisnost, fundado en 1991 como oposición sindical antibélica, anti-Milosevic, dirigió la difícil lucha de una década de duración contra la insania nacionalista del proyecto "Gran Serbia" y sus sangrientas consecuencias. Como consecuencia, es una entre un puñado de organizaciones que perduran y crecen hoy en Serbia, no contaminadas por el oportunismo y la corrupción que invaden casi todos los aspectos de la sociedad y la política de Serbia.


En menos de cinco meses desde la caída de Milosevic, los afiliados se han triplicado. Nezavisnost, que ahora tiene más de 600.000 miembros certificados, es la mayor confederación sindical del país por un gran margen. Es una poderosa fuerza que ningún gobierno puede ya decidir ignorar o marginar. Es también una organización dinámica en una sociedad hundida por la corrupción y el estancamiento, una situación que trae consigo tanto oportunidades como peligros. Porque la Serbia post-Milosevic permanece congelada en una “transición” engañosa que no avanza.
El país tiene nuevo gobierno y parlamento, y una tentativa línea de suministro con donantes occidentales, pero ningún plan discernible para deshacerse de la criminalidad y el autoritarismo alimentados por una década de guerra y locura ideológica. La economía se encuentra a nivel cero, el número de pensionistas excede el de los que tienen empleo pago y el cinismo que inevitablemente acompaña el crecimiento del mercado negro ha creado un enorme reservorio de potenciales tropas de choque para la manipulación política que podrían ser dirigidas contra Nezavisnost. La democracia debe traer consigo logros tangibles o podría evaporarse antes de echar raíces.


Así como los gobiernos occidentales una vez consideraron a Milosevic un privilegiado "interlocutor" y "un garante de paz y estabilidad", así ahora corren a conceder credenciales democráticas al gobierno de Kostunica. La delegación de la UITA, sin embargo, vio una Serbia diferente, gracias a nuestros compañeros de Nezavisnost. Nos reunimos con directores de empresas que alardeaban sobre su disposición a servir a cualquier gobierno, incluso el anterior. Vimos la privatización en acción en el Hotel Novi Sad, donde el gerente estaba “privatizando” al hotel como una joint venture con el jefe de policía local – y enviando a los policías con regularidad para intimidar a los organizadores de Nezavisnost. Escuchamos muchas instancias de trabajadores a quienes les habían reducido sus pagas o habían sido transferidos a cargos de menor paga, o habían sido amenazados y hasta atacados luego de afiliarse a Nezavisnost. Supimos de un ministro de trabajo del gobierno de la Serbia "democrática", elegido entre la nomenclatura del sindicato de Milosevic, quien estaba intentando iniciar una nueva confederación pro-gobierno. Nos enteramos de repetidas negativas por parte del nuevo gobierno a reunirse con Nezavisnost – la organización sindical más representativa del país – para discutir la reforma del código laboral. Escuchamos numerosos informes de directores de empresas que saqueaban a sus empresas. Y en una reunión masiva en Voivodina de Serbia – el granero tradicional del país – escuchamos a los trabajadores agrícolas a los que se paga un salario mensual de doce marcos alemanes (el mínimo necesario para una familia de cuatro personas es de más de 2.000).


También vimos trabajadores, muchos de los cuales en cervecerías, plantas de procesamiento, hoteles y en otras partes, quienes ya no temían hablar contra la autoridad y la injusticia, y estaban decididos a mantenerse unidos para defender sus derechos. Este es el verdadero legado de la revuelta de octubre y la que se debe defender y preservar.


Kostunica no es Milosevic, y ni se puede culpar al nuevo gobierno por la catástrofe económica que heredara. Pero en las empresas que continúan funcionando es el negocio de costumbre para gerentes y “apparatchiks” que aún gobiernan con decretos y violencia. Para que la democracia eche raíces en Serbia, es indispensable un fuerte movimiento sindical en el lugar de trabajo y en la sociedad. Nezavisnost necesita el total y activo apoyo del movimiento laboral internacional, pues si bien tiene amplia experiencia en oponerse a la guerra y al autoritarismo, no tiene virtualmente experiencia en la negociación colectiva, que era imposible bajo el anterior sistema y continúa imposible hoy en día. También necesitará un fuerte apoyo para controlar con efectividad las inversiones extranjeras y el proceso de privatización, si ha de ser detenido y revertido el extendido saqueo de los restantes bienes del país.


Como condición mínima para el surgimiento de Serbia de una década de aislamiento y su reintegro a las instituciones internacionales, incluidas las financieras, el movimiento laboral internacional debe insistir en el estricto respeto de los Convenios de la OIT, la independencia de los sindicatos de la interferencia gubernamental, y mecanismos que garanticen la supervisión democrática de la transformación de la propiedad. Más aún, los sindicatos a nivel internacional, deben exigir la total cooperación del nuevo gobierno con el tribunal de crímenes de guerra de La Haya, comenzando con la extradición de Slobodan Milosevic. Ninguna democracia puede construirse sobre el encubrimiento y la amnesia. Y Nezavisnost, el garante cívico de la paz y la democracia, continúa amenazado en tanto los organizadores del genocidio estén libres.