La UITA denuncia a Reynolds y a BAT por incumplir las directivas de la OCDE sobre derechos sindicales

Incluido en el sitio web de la UITA el 09-May-2006

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La UITA adopt� medidas a trav�s de la OCDE en EE.UU. y el RU como reacci�n ante las atroces violaciones de las Directivas para las Empresas Multinacionales de la OCDE por parte del fabricante de cigarrillos Reynolds American Inc., fruto de la fusi�n, en el a�o 2004, de RJ Reynolds y Brown & Williamson, la subsidiaria de BAT en EE.UU.

El d�a 3 de mayo, la UITA efectu� presentaciones formales ante los Puntos Nacionales de Contacto de la OCDE en EE.UU. y el RU, instando a su intervenci�n con el objeto de detener la reiterada intimidaci�n por parte de la gerencia a los trabajadores/as que procuran representaci�n sindical en las dos plantas de Reynolds en Winston-Salem, Carolina del Norte, EE.UU.

A solicitud de la mayor�a de los trabajadores/as en las dos plantas, dos organizaciones sindicales �Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers Union (BCTGM) y Machinists and Aerospace Workers (IAM)� han comenzado conjuntamente el proceso de sindicalizar las plantas. Reynolds respondi� lanzando una campa�a sindical ac�rrima destinada a coaccionar a los empleados/as para que rechacen la representaci�n sindical.

La compa��a ha infringido repetidamente las Directivas de la OCDE mediante una ofensiva coercitiva, bien financiada, con el prop�sito de inculcar a los empleados/as que las consecuencias de decidirse por la representaci�n sindical ser�n severas. Entre las derivaciones invocadas por la gerencia consta la amenaza clara a los trabajadores/as respecto a que la producci�n tendr�a que ser reubicada en el extranjero en caso de una votaci�n en favor del sindicato el d�a 11 de mayo � una abierta violaci�n del Art�culo IV 7 de las Directivas, el cual estipula que las empresas deben:

En el contexto de negociaciones de buena fe con representantes de los empleados/as acerca de las condiciones de empleo, o siempre que los empleados/as est�n ejerciendo el derecho a organizarse, no amenazar con el traslado de toda o parte de una unidad operativa desde el pa�s de que se trate, ni transferir empleados/as de las entidades componentes de las empresas a otros pa�ses, con la finalidad de ejercer una arbitraria influencia sobre dichas negociaciones u obstaculizar el ejercicio del derecho a organizarse.

La Vicepresidenta para Recursos Humanos de Reynolds American, Ann Johnston, ha declarado, en reuniones convocadas obligadamente contra la voluntad de los trabajadores/as de Reynolds American, que la afiliaci�n al sindicato resultar�a inevitablemente en una huelga y que una huelga enfrentar�a a la compa��a con una de dos opciones a fin de continuar operando: sustituir a los trabajadores/as en huelga ya sea en forma permanente o mediante trabajadores/as contratados o, por el contrario, reubicar la producci�n fuera del pa�s.

El 26 de abril, Johnston amenaz� que la producci�n ser�a trasladada a M�xico (donde BAT cuenta con un establecimiento productivo) en caso de una acci�n laboral y, el 27 de abril, ella amenaz� con una transferencia a Puerto Rico. Estas intimidaciones fueron efectuadas en el entorno de una implacable andanada de propaganda antisindical difamatoria que viola abiertamente el Art�culo IV 1(a) de las Directivas, el cual exhorta a las empresas a respetar el derecho de sus empleados/as a ser representados por sindicatos.

En el a�o 2003, la UITA adopt� una medida similar cuando la gerencia de Nestl� en Cheongju, Corea del Sur, amenaz� clausurar la planta y trasladar la producci�n a China, como un medio de presionar al sindicato al que le hab�a efectuado un paro patronal a ra�z de un conflicto en las negociaciones colectivas. La Comisi�n Coreana de Relaciones Laborales decidi� que Nestl� era culpable debido a sus pr�cticas laborales ilegales y se negoci� una soluci�n satisfactoria a la disputa.

La UITA ha subrayado la necesidad de una r�pida acci�n en el caso de Reynolds American, en vista de la inminente elecci�n relativa a la representaci�n, que no puede ser libre ni imparcial, a menos que la compa��a cese inmediatamente su intimidaci�n a los empleados/as.