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Nuevas reglas, el mismo juego en las negociaciones sobre servicios de la OMC

Posted to the IUF website 01-Nov-2005

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En la Ronda de Doha, Europa no tiene un inter�s ofensivo m�s importante que los servicios. [Comunicado de prensa del Foro Europeo de Servicios, Bruselas, 31 de mayo del 2005].

Existe acuerdo entre todos los gobiernos de que en la nueva ronda de negociaciones se mantendr�n la libertad de decidir la liberalizaci�n de cualquier servicio determinado y el principio de liberalizaci�n progresiva. No existe obligaci�n de realizar compromisos bajo el AGCS (en ingl�s GATS). [De �AGCS � Hechos y ficci�n�, un folleto de la OMC.]

El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) es uno de los pilares de la OMC, conjuntamente con los acuerdos sobre agricultura y propiedad intelectual (ADPIC). El AGCS crea una estructura para habilitar por la fuerza una amplia variedad de servicios a los inversores extranjeros. Seg�n las normas del AGCS, una vez que se habilita un sector no existe vuelta atr�s. Poner en marcha el AGCS es considerado crucial para la actual ronda de negociaciones de la OMC. Pero las negociaciones est�n empantanadas, avanzando tan lentamente que el anterior Director de la OMC Supachai Panitchpakdi lament� peri�dicamente la falta de �m�s ofrecimientos y de mejor calidad�.

"M�s ofrecimientos" significa que mayor cantidad pa�ses ofrecen m�s sectores de servicios al martillo de subastas empresarial. �Mejor calidad" significa que se espera que los gobiernos realicen ofertas concertadas que creen acceso adicional a sus mercados de servicios, m�s all� del actual acceso. Las ofertas de �m�s y mejor calidad� implican que los gobiernos renuncien a su derecho y a su obligaci�n de regular servicios que generalmente se consideran pertenecientes a la esfera de regulaci�n p�blica, porque son de inter�s p�blico esencial.

Las negociaciones han progresado poco porque hasta la fecha han sido enmarcadas en un proceso de opci�n �voluntario� y �selectivo�. Seg�n las actuales normas del AGCS, se exige a los gobiernos poner sobre el tapete s�lo determinados servicios para su habilitaci�n y, abiertamente, pueden decidir no hacerlo. Mali, por ejemplo, puede habilitar el suministro de agua a transnacionales con base en la UE, permiti�ndoles operar bajo las mismas condiciones que las compa��as nacionales. Esto se conoce como �no discriminaci�n". Esto, a su vez, le otorga a las transnacionales con sede en Mali el derecho de invertir en servicios h�dricos europeos si decidieran hacerlo, creando as� �un campo de juego equitativo� para los inversores.

En el mundo real, por supuesto, esto ignora las m�ltiples grandes presiones que los pa�ses en desarrollo � casi todos ellos fuertemente endeudados � sufren en sus relaciones con las instituciones financieras internacionales. Los pa�ses en desarrollo enfrentan la muy real amenaza de perder acceso a los mercados financieros globales si no logran reducir radicalmente el gasto en servicios p�blicos, como salud y educaci�n, as� como entregar sus mercados de servicios a los inversores extranjeros. Cumplir con estas exigencias, que generalmente van acompa�adas por demandas de una mayor liberalizaci�n del mercado laboral, se conoce como "buen ejercicio del poder". Un buen ejercicio del poder mantiene el valor de las carteras globales de inversi�n y tiene como consecuencia el otorgamiento de puntos en el nuevo �ndice de clasificaci�n del Banco Mundial para los gobiernos �favorables al comercio�.

Dada la desastrosa experiencia sufrida con la mayor�a de las privatizaciones de servicios tanto en pa�ses ricos como pobres, los gobiernos est�n cada vez m�s renuentes a entregar sus servicios. Los levantamientos populares como la revuelta contra la privatizaci�n del agua que llev� a Bolivia al borde de la Guerra civil, o el distanciamiento de Argentina con la compa��a que secuestr� el suministro de agua en Buenos Aires, no son algo que la mayor�a de los gobiernos est� dispuesto a arriesgar. Por lo tanto, las negociaciones del AGCS no han brindado los resultados deseados, empujando a las empresas y sus instrumentos de lobby (como el Foro Europeo de Servicios) a la ofensiva, empujando a su vez a los gobiernos a adoptar la dilatada agenda empresarial en las negociaciones comerciales.

Una manifestaci�n es el impulso en favor de acuerdos comerciales bilaterales y regionales con extensas disposiciones para la liberalizaci�n de servicios. Estas brindan a los inversores lo que ellos no han logrado obtener hasta ahora a trav�s del AGCS. Pero un acuerdo internacional, a trav�s de la OMC, ser�a el premio m�ximo, porque establece un marco global obligatorio que a su vez puede ser extendido mediante nuevos acuerdos bilaterales. De modo que el proceso del AGCS � con sus pautas de negociaci�n ya barajadas en favor de los inversores � deber� ser forzado con el fin de mejorar la �calidad� de las ofertas. Esto se llama volver a encaminar la �ronda de desarrollo�.

Sin embargo, un cambio expl�cito de las normas de la OMC es una empresa de riesgo. Se requiere acuerdo consensuado, un proceso lento y engorroso para una instituci�n que ya sufre una grave crisis de credibilidad. He aqu� las seis propuestas � inicialmente de la UE y luego de Jap�n, Australia, Corea, Taiw�n y Suiza � que recientemente fueron presentadas para las negociaciones del AGCS.

Estas abolir�an la naturaleza bilateral �solicitud-ofrecimiento� del proceso, privando a los estados miembro de la OMC de la libertad de decidir qu� sectores de servicios (si los hay) eligen habilitar y a qu� ritmo, y reemplazarlos con amplias estipulaciones obligatorias. El nuevo nombre para esto es "benchmarking� o "enfoques complementarios". Los requisitos para el benchmarking comprometer�an a los pa�ses a habilitar en forma simult�nea un n�mero m�nimo de sectores y subsectores, y vincular esto a la promesa de mayor liberalizaci�n. Los requisitos regulatorios fundamentales � como l�mites al capital extranjero y distinciones entre proveedores de servicios nacionales y extranjeros � podr�an ser radicalmente reducidos o eliminados.

Los sindicatos ya est�n familiarizados con el benchmarking para el desempe�o en el lugar de trabajo, el proceso por el cual las empresas establecen normas de productividad y hacen competir las unidades nacionales con las internacionales para alcanzar y superar estos requisitos. El resultado es la intensificaci�n de la competencia entre trabajadores y una presi�n competitiva descendente sobre la remuneraci�n y las condiciones laborales.

Actualmente, se est� introduciendo una acelerada carrera en descenso en las negociaciones de servicios. El benchmarking en el AGCS significa mayor competencia para habilitar m�s servicios a los inversores y mayor presi�n para liberalizar. Expresa en forma expl�cita lo que los cr�ticos siempre han se�alado como el objetivo final del proceso AGCS: una contienda general para las compa��as transnacionales.

Debido a su ambicioso alcance, las negociaciones del AGCS tendr�n un impacto de profundo alcance sobre la sociedad y el movimiento laboral en su totalidad, incluidos los miembros de la UITA (ver La amenaza del AGCS a la Alimentaci�n y la Agricultura, para un an�lisis del impacto sobre el sistema alimentario . Por lo tanto, la UITA se ha unido con otros sindicatos internacionales, incluida la Internacional de Servicios P�blicos (ISP) y la Federaci�n Internacional de los Trabajadores de las Industrias Metal�rgicas (FITIM), y con organizaciones de la sociedad civil movilizadas en torno a temas de comercio e inversi�n, para exponer y condenar estas propuestas. Se ha enviado una declaraci�n conjunta al jefe Lamy de la OMC y al presidente de las negociaciones de servicios reclamando un claro rechazo al benchmarking.

El texto completo se encuentra disponible en el sitio web de ISP (s�lo en ingl�s), y exhortamos a todos los sindicatos a hacer uso del mismo para comunicar su oposici�n a sus gobiernos y a sus negociadores comerciales nacionales. Los mercados de servicios, como todos los mercados, deben estar regulados por el gobierno en inter�s del p�blico. El AGCS, debido a que es general, procura disminuir radicalmente y a�n eliminar esa funci�n en todos los servicios, p�blicos y privados. El proceso debe ser detenido ahora antes de que progrese m�s.