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UITA
Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hosteler�a en todo el mundo


Cabildeo sobre plaguicidas presiona a Malasia a reconsiderar prohibici�n del Paraquat

Incluido en el sitio web de la UITA el 20-Apr-2005

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El gobierno de Malasia ha cedido ante una concertada campa�a de influencias por parte de la transnacional suiza de agroqu�micos Syngenta y anunci� su disposici�n a reconsiderar su decisi�n del 2002 por la cual se prohibi� el extremadamente t�xico herbicida paraquat. El 15 de abril, el Ministro de Agricultura e Industrias Agropecuarias anunci� a trav�s de la prensa que el ministerio hab�a decidido reconsiderar la prohibici�n como resultado de las "presentaciones" realizadas por parte de actores �clave� de la industria. Entre estos actores "clave" no es dif�cil discernir la mano de Syngenta.

La eliminaci�n proyectada por Malasia, encaminada hacia una prohibici�n total en este a�o, fue exitosamente implementada mediante una serie de continuas consultas con el apoyo de trabajadores/as, agricultores/as y el ministerio de salud. A mediados del 2004, el ministro de agricultura reafirm� la naturaleza irreversible del proceso de eliminaci�n. Sin embargo, Syngenta � que fabrica y vende paraquat bajo el nombre comercial Gramoxone � no se ha resignado a la p�rdida de un mercado lucrativo.

La nueva disposici�n del gobierno malayo para abandonar la salud de su poblaci�n rural es el producto final de una campa�a mundial de cabildeos que comenz� en Europa. En octubre del 2003, la Uni�n Europea capitul� ante Syngenta abriendo camino as� para una mayor utilizaci�n global del paraquat cuando el Comit� Directriz sobre la Cadena Alimentaria y la Salud Animal vot� agregarlo a la lista positiva de la Directiva de Autorizaci�n del Mercado de Plaguicidas, 91/414. En nuestra carta a las autoridades de la UE antes de la votaci�n, la UITA escribi� que "Agregar paraquat a la lista positiva incentivar� un mayor uso de esta sustancia t�xica y la impondr� en el mercado de la UE y de otros pa�ses donde actualmente est� prohibida. Incentivar� tambi�n que se contin�e utilizando en los pa�ses en desarrollo, a pesar de los consabidos peligros que significa para los seres humanos y el medio ambiente, as� como para los esfuerzos que se est�n llevando a cabo en Malasia y otras partes del mundo para restringir y eliminar su uso". Esto es exactamente lo que ha ocurrido.

Poco despu�s de la decisi�n de la UE, Syngenta realiz� una conferencia de prensa en Malasia exhortando al gobierno a levantar la prohibici�n . Para presionar a las autoridades malayas de reglamentaci�n, la compa��a public� avisos de p�gina entera en la prensa malaya promoviendo la supuesta seguridad del producto y citando como evidencia la aprobaci�n de la UE.

El Paraquat no solamente mata los malezas, mata trabajadores/as, motivo por el cual los sindicatos de trabajadores agr�colas de todo el mundo est�n comprometidos en su eliminaci�n. Existen alternativas demostradamente menos t�xicas. Las plantaciones de palma oleaginosa de Malasia han adecuado exitosamente su producci�n con esta prohibici�n.

El Paraquat es responsable de un importante n�mero de las decenas de miles de muertes relacionadas con plaguicidas que la OMS registra anualmente. El Paraquat es altamente t�xico para humanos y animales. Una vez absorbido a trav�s de la piel o los pulmones u oralmente ingerido, sus efectos son irreversibles. No existe ant�doto alguno conocido para la intoxicaci�n con paraquat. Los/as trabajadores/as agr�colas est�n expuesto regularmente a esta sustancia t�xica durante el manejo, la mezcla, la fumigaci�n y cuando trabajan en los campos recientemente fumigados.

La UITA escribi� a las autoridades malayas para exhortarlas a resistir la presi�n de la industria y mantener la proyectada prohibici�n del paraquat. Estamos trabajando juntos con la Cadena de Acci�n sobre Plaguicidas (PAN) y otras organizaciones de inter�s p�blico para hacer cumplir al gobierno su orden, vale decir, defender la salud y seguridad de los/as trabajadores/as agr�colas y sus comunidades y resistir a los grupos de presi�n que desean mantener los plaguicidas.