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UITA
Unificando los trabajadores agroalimentarios y de hostelería en todo el mundo


Trabajadores avícolas de Tailandia señalan el camino

Incluido en el sitio web de la UITA el 18-Oct-2007

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Este artículo de los periodistas sindicales Gunnar Brulin y Malin Klingzell-Brulin fue originalmente publicado en el periódico del Sindicato de trabajadores de la alimentación de Suecia, Mål & Medel, Nº 10/2007.

"Colocaron un retrato de mi persona en los portones de la fábrica para que todos lo vieran. Decían que era una criminal a quien no había que permitirle la entrada", dice la dirigente sindical Kulnipa Panton.

Esto es ilegal. Kulnipa lo sabía y fue a la estación de policía a denunciarlo. Entonces su retrato fue trasladado a la casilla del guardia dentro de los portones de la fábrica. Pero las instrucciones a los guardias de seguridad fueron las mismas – no permitirle la entrada.

Por supuesto que no es una criminal, sino una dirigente sindical que se ha vuelto famosa por su lucha en la planta de procesamiento avícola Centaco ubicada en las afueras de Bangkok. Kulnipa Panton fue una de las fundadoras de la Federación de trabajadores de la alimentación de Tailandia en abril de 2004, un año antes del principal conflicto en Centaco. Es la primera secretaria general del sindicato.

También fue una de las fundadoras del sindicato de la planta Centaco. Fue despedida el pasado mes de noviembre. Una cantidad de casos legales esperan por una audiencia en la corte penal y en el tribunal laboral. El asunto tiene dos puntas: Ella demandó a la empresa y esta la demandó a ella. Esto no es extraño en Tailandia. Los empleadores a menudo violan los derechos sindicales y la lucha por mejores condiciones de vida debe llevarse a cabo tanto en el lugar de trabajo como en la corte.

Fue en mayo de hace dos años que su sindicato exigió negociaciones sobre la compensación por el transporte al trabajo y un incremento salarial, en línea con el aumento del salario mínimo estipulado por ley. Todos los intentos de negociación fracasaron. En junio, 400 trabajadores/as que eran miembros sindicales fueron sometidos a cierre patronal. Durante dos meses y medio manifestaron ante los portones de la fábrica. Su lucha despertó gran atención en Tailandia y aun en el exterior. Obtuvieron leal apoyo del sindicato global de trabajadores de la alimentación, la organización regional de la UITA en Japón y de sindicatos de Hong Kong y Taiwan.

El informe de la CSI sobre violaciones a los derechos sindicales en el 2006 incluye un relato sobre la violencia, hostigamiento y despidos a que se sometía a los trabajadores/as avícolas. La dirección de la planta permitió que un provocador les arrojara piedras dentro de la misma. Una mujer resultó herida y debió ser llevada al hospital. Los trabajadores/as sometidos a cierre forzoso fueron rociados con compuesto de cloro y productos químicos que lesionan la piel y los ojos, con la excusa de que había sido un accidente relacionado con los sistemas de riego. Los dirigentes sindicales fueron denunciados ante la policía por numerosos cargos, incluida un violenta "invasión" de los terrenos de la planta, difundiendo información falsa y calumnias.

Durante todo este conflicto el sindicato logró mantenerse intacto. Esto es una gran victoria en Tailandia, donde aproximadamente sólo el uno por ciento de la fuerza laboral está sindicalizada.

El hostigamiento continuó después que volvieron al trabajo en agosto de 2005. En contra de la ley, la nueva dirección introdujo un nuevo horario de trabajo y nuevas deducciones salariales para los miembros del sindicato que no adhirieran al nuevo horario. En noviembre del año pasado, 102 trabajadores/as fueron despedidos, la mayoría de los cuales eran sindicalistas activos. El sindicato apeló contra los despidos y el caso fue llevado al tribunal laboral. Y así es como ha estado funcionando desde entonces, más hostigamiento, nuevas supuestas ofensas y nuevos casos judiciales.

"Voy a la fábrica casi todas las mañanas y me paro fuera de los portones a hablar con los miembros. Mañana estaré allí para decirles que se reúnan con ustedes", dice Kulnipa, que ha trabajado en la línea de producción durante 20 años, trozando pollos. Hoy en día, también da seminarios sobre lo sucedido durante el conflicto en Centaco y sirve como asesora sindical sobre despidos, pero no recibe remuneración alguna por eso.

El caso en que se combatía el cambio de horario lo ganó el sindicato, pero perdieron el caso en el que se los acusaba de haber bloqueado la entrada luego de que 102 trabajadores/as fueran despedidos.

La nueva presidente sindical, Pranom Son Liew, fue electa hace una semana. Actualmente, Kulnipa no tiene funciones sindicales. Según la ley tailandesa, las personas sin empleo no pueden cumplir obligaciones sindicales. Los representantes sindicales no tienen mucha protección legal. Los daños y perjuicios adjudicados en la corte son demasiado bajos para servir como disuasivos.

Normalmente los trabajadores/as que son despedidos bajo falsas acusaciones exigen un arreglo con la empresa. No existe demasiada elección cuando los arreglos de conciliación son pequeños y uno tiene familia e hijos que mantener. Este es el caso de Kulnipa, pero ella no desea un arreglo de conciliación, ella desea luchar. Desea obtener nuevamente su puesto de trabajo. Su caso está lejos de haber concluido. Pero sus oportunidades de ganar son mínimas. Mientras tanto, ella se va arreglando con empleos temporarios. A veces recoge datos para un prestigioso instituto financiero de Bangkok. En su tiempo libre corta verduras que vende en el mercado. "Lo bueno es que nuevas personas tienen la oportunidad de conocer el trabajo sindical en Centaco", dice Kulnipa.

Preguntamos a Pranom Son Liew – quien ha estado sentada silenciosamente y escuchando – si ella teme perder su empleo, ahora que es representante sindical. "No, no temo", responde. "Ya antes he estado bajo mucha presión. Hemos perdido nuestro temor. Ni siquiera nos da miedo que la compañía cierre".

Pranom ha trabajado durante once años en la planta de pollos, tiene dos hijos mayores de edad y pronto será abuela. Trabaja al final de la línea, controlando las órdenes. Sufre constante dolor en tres de sus dedos, una lesión por esfuerzo repetitivo que ella cree requerirá cirugía.

El número de sindicalistas disminuyó desde que comenzaron los ataques contra el sindicato, pero también porque la empresa utiliza más mano de obra contratada y terceriza la producción. Hoy en día, existen alrededor de 200 miembros. Solían ser 500 entre los 800 empleados/as. Cuando la empresa bajó los salarios a los sindicalistas, muchos optaron por abandonar la fábrica antes que dejar el sindicato.

Lo más importante es que lograron superarlo todo. Aún tienen su sindicato, tienen un convenio colectivo intacto, no han permitido que se los divida. Defendieron su caso en la corte, solicitaron ayuda al Ministerio de Trabajo. Hasta han iniciado un juicio civil contra el empleador ante la comisión nacional de derechos humanos.

"En Tailandia es difícil lograr organizarse y formar sindicatos", dice Kulnipa. "Lo más difícil es lograr que un sindicato sobreviva, porque los empleadores utilizan todos los medios posibles para hostigar y humillar al sindicato".

Tailandia, ahora llamada "la cocina del mundo", se ha convertido en una importante nación exportadora. Muchos comerciantes y exportadores se han enriquecido, incluso la clase media de Bangkok, mas no así los trabajadores/as de la industria avícola: Kulnipa, Pranom y sus colegas.

Ellos deben sobrevivir con un salario mensual de 5.200 bath (aprox. USD 165), y mientras su compañía exporta sus productos al mundo ellos deben arreglarse con carne de ave de calidad inferior. Nos cuentan que pollos de hasta dos años de edad a veces son descongelados y mezclados con pollos frescos y luego son vendidos a productores del mercado interno. Las pequeñas albóndigas de pollo que vemos en Bangkok a menudo están hechas de esta carne barata.

La lucha de los trabajadores de Centaco por su sindicato es importante. Cuando los representantes del movimiento de trabajadores tailandés escribieron una carta abierta al Presidente de EE.UU. George Bush, exigiendo que el acuerdo de libre comercio entre naciones estuviera basado en los convenios de la OIT sobre derechos sindicales, su lucha fue un punto de referencia vital.

Actualmente, Centaco es la única fábrica sindicalizada en el enorme sector avícola de Tailandia, que incluye grandes compañías exportadoras como el Grupo CP, Betagro, Narai Interfood, Saha Farm y Grampian Foods. Centaco produjo comidas prontas que son vendidas en todo el mundo, incluso en Suecia, enfocado principalmente a restaurantes y compañías de catering. Importantes productores suecos de comidas prontas como Findus y Dafgårds importan sus productos, a menudo a través de un mayorista como Lamex de propiedad británica pero con subsidiarias en Suecia.

La compañía global de catering Sodexho está estipulando requisitos mínimos para la adquisición de pollos procesados de Tailandia. De acuerdo con el gerente de compras sueco Nicklas Hedin, las compañías tailandesas ofrecen productos que no se pueden obtener en ninguna otra parte del mercado. Las normativas internacionales de Sodexho serán formuladas este otoño en la oficina central de Paris. Los requisitos sobre bienestar animal, calidad de los productos y trato de los trabajadores/as en fábricas y granjas serán rigurosos, nos asegura Hedin. Ya se iniciaron contactos con los dos principales proveedores tailandeses, Grupo CP y Saha Farm.